lunes, 4 de octubre de 2010

EL ESTADO Y LA ANIMACION SOCIO CULTURAL

En gran parte de nuestros países, es reciente la actividad del Estado en materia cultural.

Hoy, concretamente en Republica Dominicana, no podemos pretender, ni decir que se haya resuelto el problema de la cultura nacional con la creación del Ministerio de Cultura. Pues la cultural ha ocupado un espacio de inequívoca marginalidad, aparece como objeto accesorio, manejado de forma desigual por los distintos sectores sociales.
El desarrollo cultural supone una de las dimensiones que sirven para impulsar y medir el grado de evolución social de una colectividad, dimensión que es medida por el nivel de las potencialidades humanas de dicha sociedad, más que en las instalaciones físicas o en los recursos financieros disponibles, así como el nivel de acceso a los medios de consumir cultura y particularmente la igualdad de oportunidades.
La situación cultural en República Dominicana se presenta como un panorama de imagen difusa, un cuadro que podría calificarse de acción cultural limitada, elitista, anacrónica e ineficaz.
Creo que el Estado tiene el papel determinante en la definición, orientación y difusión de la cultura nacional. Y tengo la certeza que es un punto que no está en discusión en ninguna parte del mundo, y le compete al Estado trazar la política cultural del país.
Pues, si se quiere transformar toda la estructura de consumo cultural, hay que empezar por todo problema barrial, sectorial, popular; empezar desde la base, no se trata entonces de empezar desde arriba como una labor de simplemente otorgador de cultura. Por supuesto, que aquí hay una concepción vertical del proceso cultural, o sea, que la cultura está pre-elaborada y entonces hay que dársela a la gente para que la tome como una pastilla. No, lo fundamental está en permitir o dar los medios para que la creación cultural no siga estando en manos de una élite, sino que pueda realmente potenciarse en torno a los sujetos populares.
De ahí que el problema de la cultura es más global.
El ministerio de Cultura no debe ser un organismo que vaya a dirigir o darles programa a todas las instituciones, sino un organismo que va a dar pautas, un organismo de especialistas a quien hay que referirse para la implementación de la política global del Gobierno y del Estado.
En fin, es responsabilidad de los encargados de dirigir el accionar cultural del país y de los diferentes componentes de la totalidad social, desplegar un movimiento nacional que cree y difunda nuestra auténtica cultura, que exprese las aspiraciones de todos los sectores sanos del pueblo en marcha hacia metas que enfrenten el atraso, la ignorancia, la drogadicción y la alienación, y rechazar todo modelo o manifestación de subordinación cultural que impiden el avance y la felicidad de nuestra Nación.

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