jueves, 18 de junio de 2009

LUIS PALES MATOS: PRINCIPAL FIGURA DE LA POESIA PUERTORRIQUEÑA DEL SIGLO PASADO.

Poeta puertorriqueño. Nació en Guayama en 1898, año en comienza en Puerto Rico la dominación Yanqui.
En su familia hubo varios poetas: sus padres y dos de sus hermanos, pero al parecer, solamente él sobresalió como artista reconocido.

El contacto con amplios sectores populares influye en él y le permite poner en ejecución un hábil manejo de elementos típicos, tanto puertorriqueños como antillanos, a través de su obra poética. Con esos elementos a su favor, palés consigue caracterizar su creación, y hacer valiosos aportes a la poesía negrista.
La difícil situación económica de la época le obligó a abandonar la escuela y buscar trabajo. Se desempeñó en diferentes ocupaciones: ayudante de abogado, maestro rural y funcionario público. Como periodista colaboró en varias publicaciones comerciales y literarias.
A la edad de dieciséis años, publicó Azaleas, su primer libro de versos. En este su primer libro se ve claramente la influencia de los poetas modernistas hispanoamericanos de sus tiempo: Rubén Darío, Julio Herrera y Reissig y Leopoldo Lugones, entre otros.
En la década de 1920 participó en la actividad política convulsa de Puerto Rico, integrándose en la Alianza Puertorriqueña, siendo un activo orador independentista. En estos años desarrolló lo que sería la poesía negra o el verso negro, con una visión de la cultura negra puertorriqueña integrada dentro de la originalidad de su obra de sonidos armoniosos.
La influencia que ejerció sobre otros autores de Sudamérica fue destacable, sobre todo en hombres de la talla del Cubano Nicolás Guillén y el Dominicano Manuel del Cabral.
Entre 1925 y 1937escribio su poesía de tema negro, matizada por un conjunto de características muy particulares, que reunió en la primera edición de Tuntún de pasa y grifería vio la luz en San Juan en 1937.
Este primer volumen le consiguió el primer premio de literatura concedido por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Siguió con su novela Litoral.
Se publicó por entregas, tanto en el semanario de la Universidad de Puerto Rico como en el periódico El Diario de Puerto Rico.. Luis Palés Matos logra señalar un nuevo camino a la expresión popular y crea algo nuevo que ya no es ni negro, ni indio, ni español y es al mismo tiempo todas estas cosas. Esto lo consagra, en forma definitiva como uno de los poetas mas originales de Puerto Rico y uno de lo mas interesantes de la América Latina.
En su obra artística se aprecia una forma de expresión novedosa, que ganó la atención de la critica y que se resume en una firme decisión de conceder un lugar literario al negro y un propósito de evidenciar los problemas mas candentes de la realidad de su patria y del resto de las Antillas. Murió en Santurce 1959.


Majestad Negra

Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Qumbamba
-Rumba, macumba, candombe, bambula-
entre dos filas de negras caras.

Ante ella un congo - gongo y maraca-
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el congo cuaja
en rios de azucar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Qumbamba.
Flor de Tortola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y bambulas;
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre Nyanyiga.
Haiti te ofrece sus calabazas;
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
¡Sus, mis cocolos de negras caras!
Tronad, tambores; vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana
-Rumba, macumba, candombe, bambula-
va Tembandumba de la Qumbamba.



Rabi Jeschona de Nazaret
Calladamente, profundamente, serenamente,
iba el monarca de las espinas y los abrojos
por las ciudades huracanadas dando a la gente
pan de su ensueño, miel de su vida, luz de sus ojos
Rey pensativo de los harapos. ¡Oh, caballero
de los silencios interminables sobre los montes!
Pasaba suave como las vaga luz de un lucero,
y ante su paso se desdoblaban los horizontes.
Desprecio el oro su azul orgullo de visionario.
Vivió encendido como la brasa de un incensario
y a fuerza de éxtasis se puso magico y transparente,
y cuando el pueblo bajó hasta el fondo del negro vicio,
este monarca subió a la cumbre del sacrificio
calladamente, profundamente, serenamente.







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