El educador social es un agente educativo que interviene en la realidad socio cultural, para mejorarla y ayudar en la emancipación de las personas con dificultades sociales o en riesgo de exclusión social. Esta figura surge a finales de los años 1980, afianzándose en la década de los 90, como respuesta a la necesidad social de una figura diferente al trabajador social y al monitor. Es de gran necesidad en nuestra sociedad ya que es mediador entre la población y el estado y su fin último es no ser necesario.La animación sociocultural es parte esencial de la educación social; forma parte de aquello por lo que la educación social es lo que es; se encuentra en la educación social de manera permanente e invariable; constituye la naturaleza propia de la educación social. Sin la animación sociocultural, la educación social no existiría como la conocemos actualmente en nuestro país, sería otra cosa.
El educador social es una figura esencial en la sociedad para generar dinámicas sociales más humanas y más solidarias, trabajando en equipos multidisciplinarios en los distintos ámbitos de la educación social.
El educador social trabaja en los campos de la educación no formal, educación de adultos, educación a población de riesgo, inserción social de personas desadaptadas etc. Sus campos de actuación son tres: Educación de adultos, Animación sociocultural y Educación social especializada.
Es evidente que los componentes culturales, ideológicos y sociopolíticos están siempre presentes en la educación social y que si queremos ejercer nuestra profesión con calidad, buscando procesos de cambio social, debemos incorporar la reflexión sobre la política institucional vinculada directamente con la práctica diaria.Tenemos que reflexionar críticamente sobre cómo debemos abordar la relación de la educación social con la política, en cómo nos afecta en los distintos ámbitos en los que trabajamos, en cómo podremos intervenir para proponer soluciones, asumiendo que tenemos el derecho y el deber de hacer política y que ejerciendo la profesión de educador social estamos haciendo política.
Lógicamente, el trabajo con la comunidad no es un ámbito exclusivo de la Educación Social. Más que en cualquier otro caso, se hace obvia la necesidad de la interdisciplinariedad.
El hecho comunitario desde la perspectiva de un educador social presenta una doble concepción: por un lado, ha de ser un objetivo general de la intervención, la transformación en positivo de la comunidad en y con la que se interviene; por otro, debe suponer una metodología, un conjunto de posicionamientos, mecanismos y estrategias para llegar a producir esta transformación desde la participación activa de la comunidad misma.
Con este trabajo quiero prestar mi voz y solicitar especialmente a los educadores sociales para que expliquen por cualquier medio sus vivencias en esto que llamamos el trabajo con la comunidad.
La perspectiva comunitaria de las intervenciones educativas del educador social parece incuestionable: el educador social ha de procurar por la socialización (el en) de las personas con las que trabaja en su realidad socio comunitaria, pero a la vez que debe incidir sobre el sistema social como agente de cambio; es decir, que trabaja con la comunidad, actuando aquí y ahora la comunidad como sujeto o agente con entidad propia.
En resumen, la acción comunitaria adquiere sentido cuando se desarrolla a partir de un colectivo humano que comparte un espacio y una conciencia de pertenencia, que genera procesos de vinculación y apoyo mutuo, y que activa voluntades de protagonismo en la mejora de su propia realidad.
Únicamente a través de un cambio en la actitud y el comportamiento social hacia la diferencia, podemos prever, con un cierto optimismo, un futuro más justo y solidario.
Todo apunta a una utopía de difícil materialización. Una apuesta arriesgada, un reto de enorme trascendencia..., pero al mismo tiempo vemos que este esfuerzo va consolidándose.
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