jueves, 15 de enero de 2009

HECTOR JOSE DE REGLA DIAZ

Héctor J. Díaz como habitual y popularmente les llamaban sus contemporáneos y amantes de la bohemia. Nació en la culta y pintoresca ciudad de Azua de Compostela el 21 de Enero del año 1910.
Este poeta y trovador, brilló con luz propia en el difícil y tortuoso sendero del arte y la cultura de la época en República Dominicana.
Fue poeta por elección y voluntad de un pueblo identificado con esa elocuencia viril, con ese arte genuino, que generosamente regaba por doquier, declamando sus poemas y cantando sus canciones.
Es bueno recordar y ya hace algunos años, las únicas poesías que se escuchaban en este país eran las de los programas radiales y las dichas por conocidos declamadores que tarde en tarde llegaban a nuestros oídos orientando el llamado " gusto literario ".
Este viejo bardo azuano, con todo y su genial grandeza ha sido subestimado por la pluma antológica de los hacedores de opinión publica en temas literarios y/o poéticos, empero la sabiduría popuar lo ha colocado en la cúspide del parnaso nacional.
Hector J. Diaz, fue antes que todo poeta, espontáneo, natural y bohemio de noble corazón. Sus versos sencillos, apasionados e irónicos dejan escapar un sabor amargo, así como un aroma fúnebre que irradiaban sus sencibilidades.
Falleció:en la Ciudad de New York el 30 de Julio del 1950. Sus restos mortales descansan en el Panteón de los artistas en el Cementerio de la Avenida Máximo Gómez de la ciudad capital.
Publicó los siguientes libros: Lirios Negros, en el año 1934; Flores y Lágrimas en 1935; Ritmos Íntimos, en 1936; Plenitud en 1943 y Versos para una sola Noche, en 1946, donde aparece el que habría de consagrarlo para toda la vida.

LO QUE QUIERO
Que nadie me conozca y que nadie me quiera
Que nadie se preocupe de mi triste destino
Quiero ser incansable y eterno peregrino
Que camina sin rumbo por que nadie le espera.
Caminar rumbo adentro, solo con mis dolores,
Nómada, sin amigos, sin hogar y sin anhelos,
Que mi techo sea el cielo,
Y mi lecho las hojas de algún árbol sin flores.
Que no sepan mi vida
Ni yo sepa la ajena
Que ignore todo el mundo
Si soy triste o dichoso.
Quiero ser una lágrima
En un mar tempestuoso
O un granito de arena
En inmenso desierto.
Cuando ya tenga polvo de todos los caminos,
Cuando ya este cansado de luchar con mi suerte,
Me lanzare en la noche sin luna de la muerte
De donde no regresan jamás los peregrinos.
Y morir una tarde,
Cuando el sol triste alumbre
Ascendiendo hasta el cielo
O descendiendo una cumbre.
Que mis restos ya polvo los disipen los vientos,
Para que cuando ella sienta remordimiento
No se encuentre mi tumba,
Ni me pueda rezar.
♥♥♥











Entre tu amor y mi amor
Clavó sus garras el orgullo
Pues como la hierba mala
Se sembró en mi corazón.
Por eso voy presintiendo
Y con penas voy llorando
Algo en mí se va muriendo
Algo en ti se está acabando.
No se hasta cuando seguiré queriendo
Ni con que fin te seguiré adorando,
Si vive el corazón adolorido
Y el alma de penal languideciendo.
Te he querido olvidar y no he podido
De nada vale mi valor de hombre
Pues hasta en el más mínimo latido,
Siempre pronuncia el corazón, tu nombre.♥♥♥
Como hombre de pueblo, fue el creador de algunos Merengues e incluso, escribió las letras de esa joya musical denominado “El Negrito del Batey”. Tambien de su autoría, “El Mal Pelao”, “La Muerte de Martín“, entre otros.

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