martes, 7 de agosto de 2007

RESCATE DE LO CULTURAL INTANGIBLE

El campo de la creación y la memoria no es un registro homogéneo , predeterminado e inmutable de lo acontecido.
La memoria se trasforma gracias al juego de reinterpretaciones que desde el presente y en relación con los proyectos de futuro, elaboran los individuos y los grupos humanos sobre el pasado.
Es importante significar que aún pasadas las modalidades culturales, y desaparecidas de la superficie del tiempo, es evidente que siempre para comprender que somos , porque somos y donde estamos , tendremos primero que entender el pasado que parece frágil e indiferente. Es decir la concepción de cultura como creación de un destino personal y colectivo han de apoyarse en el pasado, pero sobre todo construyendo el futuro.
La cultura de este modo entendida expresa el sentido del pasado actualizado en tradiciones vivas y en pleno desarrollo, en camino hacia las tareas de construcción de las nuevas necesidades humanas.
Saber como somos, es un acto de reflexión constante que permitirá movernos con la calidad, que nos diferenciará de todos los pobladores del mundo. Es un punto de partida para promover el desarrollo cultural.
Sabiendo como somos promovemos el encuentro con la simbología que hemos elaborado a todo lo largo y ancho de la historia cultural dominicana.
Es mi intención hacer notar que muchas de las tradiciones que se han perdido o tienden ha perderse en la vida de la cultura dominicana, es fruto de que esas tradiciones no resultan ser ya altamente funcionales para la sociedad, han caído en un cierto desgaste que nos perjudica, pues no mantienen vigentes nuestras identidades.
Es precisamente en la educación formal e informal la que debe luchar por mantener viva nuestras tradiciones, nuestro pasado que nos identifica , que no hace diferente a otro pueblo o Nación .
Si como se ha dicho “ la cultura es la máxima expresión de la identidad” y nuestras culturas locales se encuentran cada vez más mediadas por los procesos migratorios y por el formidable avance de la tecnología de la comunicación, entonces es de lugar que la identidad sea cada vez más transterritorial e híbrida .
Esta transterritorialidad e hibridez no supone en nuestra consideración la anulación de la especificidad que surge de la forma en que se combinan los diferentes elementos de la diversidad cultural, producto de procesos socio- económicos , socio-históricos y culturales que han hecho posible la conformación de la Nación dominicana y que permiten hablar con plena validez de identidad cultural y nacional propias.
Pienso que es cierto que la muerte de la tradición obedece entre otras cosas a la implantación sustitutiva de nuestras identidades, así como el amplio desarrollo de las comunicaciones que han hecho realidad la concepción del planeta como una “aldea global” y de interconexión, haciendo que la vida de la gente de todo el mundo esté vinculada de manera más profunda, más intensa, y más inmediata que nunca antes.
Pues el desarrollo de un país no necesariamente debe enfrentar lo tradicional con lo moderno como un hecho inaplazable. Se puede transitar una política de desarrollo social y cultural, articulando las formas tradicionales de la cultura a nuevas categorías que impliquen bienestar social.
En las expresiones populares y folclóricas descansa gran parte de la personalidad de un pueblo y es que en todo proceso cultural la tradición representa la raíz de la actividad cultural del pueblo , siendo la tradición donde se asientan los valores que caracterizan la cultura de un determinado pueblo, país o Nación, de ahí la resistencia y respuestas autóctonas y nacionalistas.
La palabra está en principio de todas las cosas, porque es instrumento cimero de la comunicación humana, ella es el signo de acercamiento y unificación.La tradición oral es una de las formas más interesantes de medir el grado de transculturación.
Entre los dominicanos aun perduran a pesar del tiempo las leyendas de la Ciguapa, la Jupia y la India del charco, todas estas historias ligadas a nuestros primeros pobladores “Los Tainos”,igual que la religiosidad popular.
Creo, que cuando una forma cultural por extraña, por extranjera que sea permanece entre nosotros por razones populares, la misma es ya parte de la cultura local. De esa forma gran parte de expresiones o festividades Hispanas, Africanas y hasta norte americanas se han integrado a nuestra vida.
En tal sentido, el recuperar formas pasadas y expresiones culturales es una inteligente inversión por la defensa de nuestros valores y nuestras identidades. Es un imperativo recuperar ese patrimonio intangible típico de nuestra vida, como la lúdica o juego dominicanos, celebraciones, carnavales, cantos y tonadas, décimas e historietas etc. porque aun podemos hacerlas funcionales.
El conjunto de manifestaciones intangibles del patrimonio ha sido objeto de acciones discontinuas para su rescate, entonces es un reto para los trabajadores de la cultura y responsables del accionar cultural del país rescatar, preservar y conservar este patrimonio que representa valores, memorias, luchas y gestas de los pueblos y debe tratarse y preservarse con respeto y dignidad para no ser desvirtuado su valor cultural.

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