SANTO DOMINGO, CUNA DE LA PATRIA
Santo Domingo, la vieja ciudad de los colones
Recinto amurallado de vigorosa personalidad urbana.
Ruda y vocinglera
Con su áureo esplendor del pasado bajo sus hombros
Majestuosamente erguida sobre aquella tierra que sirvió
de pórtico a un mundo.
Me dicen que eres corrupta y yo les creo
Porque he visto a nuestros políticos y presidentes atrapando
Con sus malas
artes nuestras riquezas nacionales.
A la justicia, liberar a sicarios
Imputados por muerte
Y salir libre para de nuevo matar
Y me dicen que eres brutal
y también les creo
Porque he visto en el rostro de tus gentes,
de las mujeres y los
niños las huellas
de un hambre secular imperdonable.
Ahora, cual repentino rayo
Uno cae en cuenta que no respira solo
Que hay hermanos y rosas sin morir
Yo como tú
No tengo derecho a morirme
Ni siquiera en las abandonas tarde de los domingos.
Entonces, el barbero de la esquina de rostro sereno
El audaz y valiente estudiante
El profesional y los obreros
de la ciudad quieren
Mostrarme otra ciudad
La de cuerpo erguido que canta orgullosamente
su existencia astuta y
fuerte
Santo Domingo, la tempestuosa, ruda y vocinglera
Bajo el terrible peso del destino
y el intrépido corazón del pueblo
que nos invitan a poner en marcha viejos oficios
de los libertadores y mártires
que ahora son nuestras obligaciones.
“Santo Domingo, digna fortaleza del alba”.
Jfjs.
Mayo 2013
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