viernes, 15 de octubre de 2010

Norberto James Rawlings.

Nació en San Pedro de Macorís el 6 de febrero de 1945 Poeta, ensayista y educador. Tiene una licenciatura en filología de la Universidad de la Habana (1978), una maestría en lengua y literatura hispanoamericana de la Universidad de Boston (1992) y un doctorado en lengua y literatura hispánica de la misma universidad (1996) Ha obtenido premios y menciones honoríficas en concursos literarios nacionales. Fue profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. También ha enseñado literatura en universidades y escuelas privadas de los Estados Unidos de Norteamérica. Su poesía ha sido difundida tanto en el país como en el extranjero a través de antologías, revistas y suplementos literarios. Su poema "Los inmigrantes" ha sido ampliamente elogiado por los críticos y estudiosos de la literatura dominicana comtemporánea.

LOS INMIGRANTES

Aún no se ha escrito

la historia de su congoja.

Su viejo dolor unido al nuestro.

I

No tuvieron tiempo

-de niños-

para asir entre sus dedos

los múltiples colores de las mariposas.

Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.

Conocer el canto húmedo de los ríos.

No tuvieron tiempo de decir:

-Esta tierra es nuestra.

Juntaremos colores.

Haremos bandera.

La defenderemos.

II

Hubo un tiempo

-no lo conocí-

en que la caña

los millones

y la provincia de nombre indígena

de salobre y húmedo apellido

tenían música propia

y desde los más remotos lugares

llegaban los danzantes.

Por la caña.

Por la mar.

Por el raíl ondulante y frío

muchos quedaron atrapados.

Tras la alegre fuga de otros

quedó el simple sonido del apellido adulterado

difícil de pronunciar.

La vetusta ciudad.

El polvoriento barrio

cayéndose sin ruido.

La pereza lastimosa del caballo de coche.

El apaleado joven

requiriendo

la tibieza de su patria verdadera.

III

Los que quedan. Éstos.

Los de borrosa sonrisa.

Lengua perezosa

para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son

la segunda raíz de mi estirpe.

Vieja roca

donde crece y arde furioso

el odio antiguo a la corona.

A la mar.

A esta horrible oscuridad

plagada de monstruos.

IV

Óyeme viejo Willy cochero

fiel enamorado de la masonería.

Óyeme tú George Jones

ciclista infatigable.

John Thomas predicador.

Winston Brodie maestro.

Prudy Ferdinand trompetista.

Cyril Chalanger ferrocarrilero.

Aubrey James químico.

Violeta Stephen soprano.

Chico Conton pelotero.

Vengo con todos los viejos tambores

arcos flechas

espadas y hachas de madera

pintadas a todo color ataviado

de la multicolor vestimenta de "Primo"

el Guloya-Enfermero.

Vengo a escribir vuestros nombres

junto al de los sencillos.

Ofrendaros

esta Patria mía y vuestra

porque os la ganáis

junto a nosotros

en la brega diaria

por el pan y la paz.

Por la luz y el amor.

Porque cada día que pasa

cada día que cae

sobre vuestra fatigada sal de obreros

construimos

la luz que nos deseáis.

Aseguramos

la posibilidad del canto

para todos.

s.p.m. 1969

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