Por la importancia que encierran las reflexiones esbozada en este articulo, del Doctor Celedonio Jiménez, esta pagina de animación socio cultural se hace eco solidario en todas sus partes. A propósito de las elecciones congresuales y municipales de medio termino en República Dominicana, este 16 de mayo 2010.
Votar por ninguno es la más concreta, militante y cuestionadora posición de respuesta a los muchos desmanes de los grandes partidos políticos del sistema, y particularmente, respecto a qué hacer en esta coyuntura electoral para escoger congresistas y autoridades del gobierno municipal.
Esa votación es una posición racionalmente contestataria del accionar de los que en un editorial de prensa fueron designados como los “paladines del mal ejemplo” de nuestra sociedad: el PLD, PRD Y PRSC.
Estos partidos, los tres, han estado por mucho tiempo en el poder, y sus gobiernos sólo han sabido regir a favor de sus reducidas élites dirigenciales, olvidándose de sus bases y haciéndose los ciegos y sordos ante las muchas calamidades de las mayorías empobrecidas y sus reclamos.
La gran mayoría de los legisladores, miembros de esos partidos, no han actuado de modo diferente. Han violentado, en los últimos tiempos, toda ética, al legislar sin escrúpulo en provecho propio. Es verdad que no todos han sido igualmente beneficiarios y responsables de ciertas “iniciativas”, “disposiciones” y “comportamientos”; pero eso no bastaba. Era necesaria una conducta no contemporizadora, de denuncia y de oposición a tantas malas artes.
Seamos sinceros, ¿qué grito de condena a las barbaridades internas se ha oído de integrante alguno del Congreso? Entonces, ¿por quién votar?
¿Se pide ser indulgentes, tolerantes con los que así han actuado?, ¿se quiere que nos guiemos por la fórmula del “menos malo”, que ha servido para que los susodichos partidos gobernantes se alternen y eternicen en el poder?
Votar por ninguno es una posición que adopto desde mi íntima convicción. Es una posición que sigue a un convencimiento. Por tanto es un derecho que reivindico y defiendo, que no coarta el derecho de nadie.
Me identifico y solidarizo con los promotores de Ninguno, quienes no obstante su juventud han probado ver más allá de la curva, proponiendo esta fórmula que es una expresión de rechazo a los muchos que en el hacer político han actuado mal, y es al mismo tiempo un llamado a los demás.
Estoy consciente de que en estos momentos, en que el gobierno para favorecer al PLD ha incurrido en un drenaje de recursos sin precedentes, en un país con una sobreabundante masa de necesitados, “ninguno” no será una posición de mayorías; pero sí una posición correcta, digna y sobradamente responsable.
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