jueves, 26 de febrero de 2009

LA TURBA DIVINA

Republica Dominicana necesita de una turba divina, acompañada por Dios con el fin de reorganizar nuestra mal trecha sociedad, carente hoy de verdaderos valores, deberes y responsabilidades.
Pues con todos los acontecimientos que ocurren en Republica Dominicana, en estos últimos tiempos obligan a una onda reflexión.
En consecuencia llamamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, profundamente preocupados por la creciente crisis económica, política, social y cultural que hoy enfrentamos, insertos en un clima de inseguridad, de violencia, así como por el progresivo auge del narcotráfico y la delincuencia común, se hace imperioso la creación de un movimiento de opinión y Asunción de responsabilidades publicas por parte de todos los buenos dominicanos, sensibilizados ante el mal camino que lleva la sociedad.
Mas temprano que tarde el país amerita de una turba divina que obligue a implementar una contundente política de equidad y justicia, en interés de saldar la vieja deuda social, si es que queremos detener el proceso en marcha de nuestra degradación social.
Para contrarrestar el clima de violencia e inseguridad, que intenta apoderarse del País, hay que atacar sus causas. Por lo que exhortamos, tanto a gobernantes como a gobernados, a actuar con una verdadera voluntad política para el cumplimiento de la Constitución y las Leyes, para el fortalecimiento de los métodos de prevención y persecución del delito por parte de los organismos de la seguridad del Estado, para una mayor toma de conciencia crítica en los diferentes sectores sociales a fin de coadyuvar a la vida democrática y un verdadero estado de derecho.
Entre las principales causas de esta modalidad de la violencia e inseguridad ciudadana citamos la creciente desintegración y descomposición del núcleo familiar, la deficiencia en la calidad del sistema educativo dominicano, la ausencia de programas eficaces desde el Estado para el desarrollo socioeconómico y cultural de la juventud, el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes, y sobre todo, el crecimiento del narcotráfico, el alcoholismo y el auge de los centros de juegos de azar, loterías y otros, creando falsas esperanzas de riquezas fáciles en nuestra población, especialmente, en la de más escasos recursos.
Qué bien nos caen las palabras del Padre de la Patria, Decano de nuestra democracia, cuando nos dice:
"Sed justos lo primero, si queréis ser felices. Ese es el primer deber del hombre, y sed unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que aspiro, al veros libres, felices, independientes y tranquilos".

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