martes, 6 de enero de 2009

PEDRO MIR : POETA NACIONAL ( 1913 - 2000 )


Poeta, narrador, ensayista y profesor universitario dominicano. Pedro Mir es una de las voces poéticas mas alta y fuerte del país, asi como de la poesía hispanoamericana. Su poesía social alcanza verdaderos tonos altos en el custionamiento a sub desarrollo y la malvada dependencia de que somos objetos los dominicanos, por ello el congreso nacional de la República, en 1984 lo declara Poeta Nacional. Pedro Mir, pertenece a la generación que se levantó bajo el régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina y que ha utilizado la poesía, no solo como expresión angustias y sentimientos propios, sino principalmente como instrumento de lucha contra el despotismo y contra las injusticias sociales.
Muchas de sus poesías recogen el grito de rebeldía de todos los que sufren para transformarlo en llama reinvindicadora y en pasión revolucionaria. Por ejemplo en el poema " Hay un país en el mundo ", este narra magistralmente el drama del campesino dominicano víctima de una explotación secular que se inicia en la época de la conquista con las encomiendas y el trabajo forzado en las plantaciones y en las minas, y que se prolonga hasta hoy con las nuevas formas de esclavitud representadas por el salario inseguro y menguado y por las condiciones primitivas en que se desenvuelve su actividad en las tierras, del que ha sido despojado por la usura criolla y la piratería extranjera.
Pedro Mir, ha tenido el privilegio de condensar en su poesia los sueños y las aspiraciones de toda una generación que ha vivido en perpetua crisis consigo misma y con el medio de injusticias que le rodea.

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HAY UN PAIS EN EL MUNDO





                                                               Hay un país en el mundo
colocado en el mismo trayecto del sol
Oriundo de la noche.
Colocado en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente liviano,
como un ala de murciélago apoyado en la brisa.
Sencillamente claro,
como el rastro del beso en las solteras antiguas
o el día en los tejados.
SencillamenteFrutal.
Fluvial.
Y material.
Y sin embargo sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
En verdad.
Con tres millones
suma de la vida y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles
y tierrabajo los ríos
y en la falta del monte
y al pie de la colina
y detrás del horizonte
y tierra desde el cantío de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa,
alrededor y debajo de todas las huellas
y en medio el amor.
Entonceses es lo que he declarado.
Hay un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.
Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.
Este amor quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.
Y creerá que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera,
donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules,
donde duerme un bosque en cada flor y en cada flor de la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar forcejeando con su propia cosecha.
Este amor doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá que donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras cantando
entre los surcos su propiedad.
Este amor alcanzará su floreciente edad.
Pero no.
Hay un país en el mundo
donde un campesino breve,
seco y agrio
muere y muerde
descalzo su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para bronca muerte.
¡Oídlo bien!
No alcanza para quedar dormido.
En un país pequeño y agredido.
Sencillamente triste,triste y torvo, triste y acre.
Ya lo dije : sencillamente triste y oprimido.
No es eso solamente.
Faltan hombres para tanta tierra.
Es decir,
faltan hombres que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre después de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan.
Madre del lienzo y del techo.
Madre solícita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonces los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.
Y los hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
Y los hombres
que descifren los dioses de los ríos
y los suban temblando entre las redes.
Y hombres en la costa y en los fríos desfiladeros
y en toda desolación.
Es decir,
faltan hombres.
Y falta una canción.
Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
precisamente pobre de población.
Pero no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.
Pulmón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.
Decid al viento los apellidos de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.
El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.
Los que la roban no tienen ángeles
no tiene órbita entre las piernas
no tiene sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.
No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.
País inverosímil.
Donde la tierra brota y se derrama
y cruje como una vena rota,
donde alcanza la estatura del vértigo,
donde las aves nadan o vuelan
pero en el medio
no hay más que tierra:
los campesinos no tienen tierra.
Y entonces
¿de dónde ha salido esta canción?
¿Cómo es posible?
¿Quién dice que entre la fina salud del oro
los campesinos no tienen tierra?
Esa es otra canción.
Escuchad
la canción deliciosa de los ingenios de azúcary de alcohol.
Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio
y los brazos del hombre más simple
son del ingenio
y sus venas de joven calibre
son del ingenio
y los guardias con voz de fusiles
son del ingenio
y las manchas del plomo en las ingles
son del ingenio
y la furia y el odio sin límites
son del ingenio
y las leyes calladas y tristes
son del ingenio
y las culpas que no se redimen
son del ingenio
veinte veces lo digo y lo dije
son del ingenio
“nuestros campos de gloria repiten”
son del ingenio
en la sombra del ancla persisten
son del ingenio
aunque arrojen la carga del crimen
lejos del puerto
con la sangre y el sudor y el salitre
son del ingenio.
Y éste es el resultado.
El día luminoso regresando a través de los cristales
del azúcar, primero se encuentra al labrador.
En seguida al leñero y al picador de caña
rodeado de sus hijos llenando la carreta.
Y al niño del guarapo y después al anciano sereno
con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,
y a la joven temprana cosiéndose los párpados
en el saco cien mil y al rastro del salario
perdido entre las hojas del listero.
Y al perfil sudoroso de los cargadores envueltos en su capa de músculos morenos.
Y al albañil celeste colocando en el cielo el último ladrillode la chimenea.
Y al carpintero gris clavando el ataúd para la urgente muerte,
cuando suena el silbato, blanco y definitivo,
que el reposo contiene.
El día luminoso despierta en las espaldas
de repente, corre entre los raíles,sube por las grúas, cae en los almacenes.
En los patios, al pie de una lavandera, mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.
En las calles se queja en el pregón.
Apenas su pie despunta desgarra los pesebres.
Recorre las ciudades llenas de los abogados
que no son más que placas y silencio,
a los poetas
que no son más que nieblas y silencio
y a los jueces
silenciosos.
Sube, salta, delira en las esquinas
y el día luminoso se resuelve en un dólar inminente.
¡Un dólar! He aquí el resultado.
Un borbotón de sangre.
Silenciosa, terminante.
Sangre herida en el viento. Sangre en el efectivo producto de amargura.
Este es un país que no merece el nombre de país.
Sino de tumba, féretro, hueco o sepultura.
Es cierto que lo beso y que me besa
y que su beso no sabe más que a sangre.
Que día vendrá, oculto en la esperanza,
con su canasta llena de iras implacables
y rostros contraídos y puños y puñales.
Pero tened cuidado.
No es justo que el castigo caiga sobre todos.
Busquemos los culpables.
Y entonces caiga el peso infinito de los pueblos sobre los hombros de los culpables.
Y así palor de luna pasajeros despoblados y agrestes del rocío,van montañas y valles por el río
camino de los puertos extranjeros.
Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.
Pero ebrio de orégano y de anís
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra.
Y un país en el mundo,
fragante, colocado en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.
Y así no puede ser.
Desde la sierra procederá un rumor iluminado
probablemente ronco y derramado.
Probablemente en busca de la tierra.
Traspasará los campos y el celeste dominio
desde el este hasta el oeste
conmoviendo la última raíz
y sacando los héroes de la tumba
habrá sangre de nuevo en el país.
Habrá sangre de nuevo en el país.
Y esta es mi última palabra.
Quiero oírla.
Quiero verla en cada puerta de religión,
donde una mano abierta solicita un milagro del estero.
Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen de quietud que eterniza la plegaria.
Donde un ángel respira.
Donde arde una suplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carreta
un boyero se extingue con la tarde.
Después
No quiero más que paz.
Un nido de constructiva paz en cada palma
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos y el olvido.

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