martes, 15 de noviembre de 2011

¡ INDIGNADOS, AQUÍ, ALLA Y ACULLA !

Por Celedonio Jimenez

Un nuevo fantasma recorre el mundo: el de los “indignados”. Cuando el escritor nonagenario Stéphane Hessel publicó su manifiesto “Indignaos”, es probable que no sospechara la receptividad que tendría su propuesta ni la objetividad en que descansaba la misma.

Europa fue el punto de partida. Particularmente España. Luego de un crecimiento económico con efectos generales, pero sobre todo favorable a las grandes élites financieras, en España se pasó a una tan dura crisis económica que en la actualidad los “parados” constituyen el 21 % de su población económicamente activa.
La falta de oportunidades para la juventud es tal que la misma ha visto relegados hasta sus legítimos proyectos de enlaces maritales.
El bipartidismo reinante no ha sido capaz de ofrecer soluciones a la población trabajadora en España, lo que junto a la corrupción, ha provocado el rechazo a las clases políticas gobernantes, expresado en las masivas acciones cívicas y de protesta del los acampados en la Puerta del Sol, en Madrid. La inconformidad con la situación se ha extendido en Europa a países como el Reino Unido, Francia, Italia, Grecia, etc.
De gran impacto mundial ha sido por igual el movimiento “Occupy Wall Street”, en los Estados Unidos. Este movimiento en su fase originaria no parecía ser de amplias masas, sin embargo ha crecido asombrosamente en número y en la calidad de su contenido. Este movimiento enclavado en el corazón financiero de Nueva York, posee un contenido democrático y popular orientado a combatir las extremas iniquidades del capital financiero.
Lo que parecía sólo un levantamiento de jóvenes universitarios, ha ido escalando hasta incorporar fuerzas trabajadoras y sindicales. Estas, junto a los jóvenes conscientes de los Estados Unidos, vienen lanzando dardos contra los principales responsables de la crisis económica mundial, contra las desbordadas codicias del capital y contra los que desde posiciones políticas oficiales no han sido capaces de favorecer a las mayorías que prometieron representar.
La República Dominicana no ha sido ajena a todos estos movimientos cívicos, pacíficos, insobornables y pertinaces que recorren el mundo en rechazo a la exclusión, las injusticias, la corrupción y las desigualdades.
La República Dominicana también tiene su movimiento de indignados. Es el correspondiente a la Coalición para una Educación Digna, que ha elevado una consigna que se ha hecho nacional: la del 4% de Producto Interno Bruto para la educación.
Hace tiempo que en Dominicana una consigna no concitaba tanto apoyo y tanta movilización de diversos y heterogéneos sectores sociales. Este movimiento de las “sombrillas amarillas” ha despertado muchas conciencias y ha evidenciado la insensibilidad de un gobierno que ha pretendido engañar al mundo, haciendo proclamaciones, en los foros internacionales, con las que pretende presentarse como progresista.
La versión dominicana de los indignados despliega hoy una jornada crucial. Es una lucha justa que se prestigia cada día más, la cual no cesará hasta que alcance la meta.
Así crecerá la confianza y la conciencia del pueblo dominicano, aportando al fortalecimiento del “fantasma” que recorre el mundo y que le infunde un necesario espíritu de lucha y de justicia.
Bienvenida sea la lucha por cambiar un mundo tan mal compuesto, tan mal estructurado, tan mal distribuido.
(Publicado en los periódicos El Patriótico y Patriótico-Combate de New York, Noviembre 2011)

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