lunes, 6 de agosto de 2007

PINCELADAS DOMINICANAS

La fuerza creadora de los artistas ha plasmado las bellezas del mundo, las miserias, necesidades y alegrías del hombre, la guerra y la paz, la vida y la muerte y también con una muy alta frecuencia la esperanza en un futuro mejor. Con esta idea iniciamos una secuencia antológica e histórica de la pintura dominicana. Las artes plásticas en Republica Dominicana constituyen un fenómeno con características particulares, sin tradición de la época colonial, aunque la arquitectura tuvo un cierto florecimiento, no así en el campo de la pintura o la escultura. Pues los conflictos políticos obligan al país a vivir un largo periodo de ocupación haitiana, donde las luchas intestinas por la independencia y las dificultades económicas ocupaban un primer orden y no facilitaban un ambiente propicio para el desarrollo de las potencialidades de los artistas Empero, con los acontecimientos sucedidos en el viejo continente, en los finales de la década del 30 y los años 40 con la guerra de España y la Segunda Guerra Mundial, trae consigo a nuestra patria el despertar o germen de inquietudes de grupos de artistas exiliados, que invaden el mundo cultural dominicano, superando así la inercia en que se encontraba la plástica dominicana. La pintura dominicana como genero artístico, hecha raíces en los años que rodean el marco histórico de nuestra época republicana, pero que empieza a trascender en los finales del siglo ante pasado. Es importante significar que “ ni los escasos vestigios del arte taino , ni los leves recuerdos que nos quedan del periodo colonial han influido en la formación del Arte Nuevo en la Republica Dominicana”. Es decir que los resultados de la dominicanidad realmente alcanzan a Alejandro Bonilla (1820-1901), Leopoldo Navarro (1856-1908), Luis Desangles (1861-1940) y Abelardo Rodríguez Urdaneta (1870-1933), quienes comienza a pintar después de nuestra Independencia Nacional y quienes justamente se les ha llamado precursores de la pintura dominicana. Además ocupan ese escenario de las Bellas Artes, Celeste Woss y Gil, Enrique García Godoy y al pasar del tiempo Jaime Colson y Darío Suro, ambos de dotes excepcionales para la pintura, en igual termino Yoryi Morel, que desarrolla su calidad artística en el estrecho ámbito de una ciudad provinciana. Con la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes por parte del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, y con el significativo aporte de las inmigraciones de artistas españoles, cabe citar a Manolo Pascual, José Vela Zanetti, José Gausachs, Fernandez Granell, Juan Fernández Corredor, Antonio Pratts Ventos, entre otros, el germen de la pintura echose andar. El entusiasmo por la actividad y la creatividad plásticas nacionales, junto a la introducción de técnicas pictóricas, lo mismo que su enseñanza con mas o menos cierta rigurosidad sistemática, aparecen en nuestro medio en los inicios de la década del ochenta del siglo pasado, cuando la sociedad Amigos de la Enseñanza( de corte hostasiano) fundo una clase de dibujo y pintura que estaría a cargo de un verdadero sujeto motriz del arte pictórico dominicano: el español Juan Fernández Corredor. Es decir que las artes plásticas dominicanas de la actualidad deben mucho a esos artistas que contra la adversidad levantaban el pincel en momentos difíciles para la creación de un verdadero espacio pictórico. La enseñanza del maestro Luis Desangles ( 1861- 1940 ) Produjo discípulos de gran temperamento artístico como Abelardo Rodríguez Urdaneta, Leopoldo Miguel Navarro,etc. En Desangles aparece aunque tardíamente, según el decir de Pedro Henríquez Ureña, las primeras pinceladas impresionistas de nuestro arte. En tiempo de la anexión a España nuestro pintor mas notable es Leopoldo Miguel Navarro y Abelardo Rodríguez Urdaneta ( 1870 – 1933 ) llenan las tres primeras décadas de este siglo con su rica personalidad de artista. Justo es hacer mención de pintores que sobresalen en los finales del siglo XIX tales como: Grullón, Sanabia, Fiallo y Piñeyro, Hernández, Emilio Bernard, José Audilio Santana, Arquímedes Concha, Ramón Frade, Manuel Pueyo, presentando una variada factura pictórica según su personalidad y motivaciones de la época. A inicio del siglo XX surgen varios nombres que serian importantes desde consideraciones diferentes. Enrique García Godoy ( 1885-1947 ), Juan B. Gómez (1874), Celeste Woss y Gil (1891), Aida Ibarra (1918), Tuto Báez (1895-1960) y Delia Weber (1900). Enrique García Godoy y Celeste Woss y Gil sostuvieron dos famosas escuelas o academias en la Vega y Santo Domingo respectivamente, pues de esas academias de pintura y dibujo salen los artistas que constituyen el material primario de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Enrique García Godoy pasa a la historia con la aureola de maestro, por su destacada labor en su academia de pintura, se le caracterizó como “ el pintor de la historia”, su obra no excede los patrones neoclásicos y románticos, pues su pintura casi en condición de bocetos les aportó una gracia y libertad. Es hasta el 1942 que las enseñanzas de las artes plásticas en nuestro país reúne el carácter completo y coherente que dan varias opiniones y orientaciones para la conformación definitiva de nuestra Escuela Nacional de Bellas Artes, y que arrojaría mas tarde figuras importantes del arte pictórico de donde parte nuestra pintura realmente dominicana. Y decimos dicha aseveración, porque los pintores anteriores no solo se atenían a las escuelas y movimientos del viejo continente, sino que realizaban su obra casi como si fueran reproducciones, con un medio ambiente y luz no tropicales. Yoryi Morel, Jaime Colson y Darío Suro son quienes aunque atacando estilos y escuelas foráneas, comienzan a adaptar esos modos y maneras de arte a nuestro ambiente. Una necesaria tropicalización de las corrientes Universales que desembocan en las bases de una pintura nuestra. Sirve a nuestra raza y nuestro ambiente como sus mejores vias expresivas, el impresionismo, cubismo, neoclasicismo y realismo mexicano. Este fenómeno de incorporar los modos Universales a las particularidades de una expresividad nacional, no solo se da en nuestro país ,sino en toda la América Latina como reflejo justo de una necesaria actualización. Es bueno significar, que aunque no en la misma medida el hecho se repite las demás áreas del arte. Así que podemos justamente considerar a Yoryi Morel, Jaime Colson y Darío Suro como los creadores de la base pictórica de una cultura que pugnaba por definirse a todos los niveles. En suma, estos autores ocupan el lugar de iniciadores de una pintura dominicana, pues son los primeros en volverse a la tierra y a la gente nuestra para proyectarlos como principal motivación de su creatividad. .

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